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Simon Chen, psiquiatra: “Una proteína del corazón podría ser la clave para detectar la demencia precoz”

Una analítica cardiaca puede predecir el deterioro cognitivo

¿Y si una simple analítica pudiera anticipar problemas de memoria años antes? Cada vez está más claro que la memoria y el corazón están más conectados de lo que pensamos. Algunos indicadores presentes en la sangre, normalmente asociados a problemas cardíacos, podrían estar revelando cambios que afectan al cerebro con los años.

La demencia no empieza en el momento en que olvidamos algo importante: su historia se escribe mucho antes y el cuerpo deja señales en el camino.

EL CORAZÓN HABLA ANTES QUE EL CEREBRO

Un estudio dirigido por investigadores de University College de Londres (Reino Unido) y publicado en el European Heart Journal, revela que las personas de mediana edad con niveles elevados de una proteína llamada troponina I cardíaca en sangre, es decir que presentan signos de daño cardíaco, tenían mayor probabilidad de desarrollar demencia en la vejez.

El equipo halló niveles más altos de troponina en quienes padecían demencia, en comparación con quienes no la padecían, hasta 25 años antes del diagnóstico. La troponina se libera al torrente sanguíneo cuando el músculo cardíaco sufre daños. Los médicos buscan niveles muy elevados en personas con sospecha de infarto.

Sin embargo, niveles de troponina superiores a lo normal, sin síntomas, podrían indicar un daño silencioso y continuo al músculo cardíaco o problemas en su funcionamiento. Esto puede tener repercusiones en otras partes del cuerpo, afectando la salud de los vasos sanguíneos y el flujo sanguíneo al cerebro, y pudiendo provocar demencia.

El profesor Eric Brunner (Instituto de Epidemiología y Atención Sanitaria de la UCL), autor principal del estudio, asegura: “Una mala salud cardiovascular en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia en la vejez. El daño cerebral observado en personas con demencia se acumula lentamente durante décadas antes de que aparezcan los síntomas”.

LA CONEXIÓN QUE NO VEÍAMOS VENIR

El control de los factores de riesgo comunes a las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la demencia en la mediana edad, como la hipertensión arterial, puede retrasar o incluso detener el desarrollo de la demencia y las enfermedades cardiovasculares. “Ahora necesitamos realizar estudios para investigar hasta qué punto los niveles de troponina en sangre pueden predecir el riesgo futuro de demencia. Nuestros primeros resultados sugieren que la troponina podría convertirse en un componente importante de una escala de riesgo para predecir la probabilidad futura de demencia”, añade.

La demencia es un término general que abarca diversas afecciones que implican daño a las células cerebrales, lo que conlleva un deterioro de la memoria, el pensamiento y la capacidad de razonamiento. La Comisión Lancet sobre la demencia de 2024, dirigida por la profesora Gill Livingston (Departamento de Psiquiatría de la UCL), quien también es coautora de este último artículo, estimó que el 17% de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse mejorando los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, el sedentarismo y la obesidad.

Este nuevo estudio contó con la participación de casi 6.000 personas en el estudio Whitehall II, que ha seguido durante décadas a empleados de la Administración Pública Británica desde 1985 para comprender mejor la salud y el envejecimiento. El estudio Whitehall II está dirigido por el profesor Mika Kivimaki (Departamento de Psiquiatría de la UCL), quien también es coautor de este último artículo.

Todos los participantes se sometieron a una prueba de troponina de alta sensibilidad entre los 45 y los 69 años, la cual permite medir la troponina en sangre a niveles mucho más bajos que los que se alcanzan tras un infarto.

Ninguna de estas personas padecía demencia ni enfermedad cardiovascular cuando se les realizó su primer análisis de sangre de troponina. Posteriormente, se les hizo un seguimiento durante un promedio de 25 años, realizándose pruebas en hasta seis momentos diferentes para evaluar su memoria y sus capacidades cognitivas.

Durante el estudio, 695 personas fueron diagnosticadas con demencia. Al comparar a cada persona con diagnóstico de demencia con cuatro personas sin este diagnóstico, los investigadores descubrieron que quienes padecían demencia presentaban niveles de troponina en sangre consistentemente más elevados. Esto se evidenció en análisis de sangre realizados entre siete y veinticinco años antes del diagnóstico.

Las personas con los niveles más altos de troponina al comienzo del estudio tenían un 38% más de probabilidades de desarrollar demencia al final del mismo, en comparación con aquellas con los niveles más bajos.

Tras tener en cuenta factores como el sexo, la etnia y el nivel educativo, los investigadores descubrieron que las personas con niveles más altos de troponina entre los 45 y los 69 años mostraban un declive más rápido en sus capacidades de pensamiento, memoria y resolución de problemas.

UNA SEÑAL QUE APARECE MUCHO ANTES DE LOS SÍNTOMAS

Sus capacidades mentales a los 80 años eran equivalentes a las de personas casi un año y medio mayores, según pruebas cognitivas. A los 90 años, sus capacidades mentales eran equivalentes a las de personas dos años mayores.

Posteriormente, los investigadores analizaron a un grupo de 641 personas del estudio que también se habían sometido a una resonancia magnética cerebral. En comparación con quienes presentaban los niveles más bajos, las personas con los niveles más altos de troponina al inicio del estudio tendían a tener un hipocampo más pequeño -una región del cerebro importante para la memoria- 15 años después. También tendían a tener un menor volumen de materia gris en el cerebro -la capa externa cerebral esencial para el procesamiento de la información-.

Según los investigadores, estos hallazgos obtenidos a partir de las tomografías cerebrales sugieren que los cerebros de los participantes eran equivalentes a los de personas aproximadamente tres años mayores.

El autor principal, el doctor Simon Chen (Psiquiatría de la UCL), expone: “Nuestro estudio representa el seguimiento más largo hasta la fecha para investigar los vínculos entre los niveles elevados de troponina cardíaca y el deterioro cognitivo y la demencia”.

“También descubrimos que los niveles más altos de troponina en sangre en personas con demencia, en comparación con los controles, eran más marcados en la mediana edad que en la vejez, lo que sugiere que los niveles de troponina en sangre en la mediana edad pueden ser un mejor biomarcador para la predicción del riesgo de demencia”, concluye.


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